lunes, 29 de septiembre de 2014

DESCUBREN LA RELACIÓN CEREBRAL ENTRE LA MEMORIA GUSTATIVA Y LA CODIFICACIÓN DEL ESPACIO-TIEMPO



Según un reciente estudio realizado en Israel por el Departamento de Neurobiología de la Universidad de Haifa, nuestro cerebro codifica el tiempo y el lugar de la memoria gustativa, es decir, es capaz de relacionar el espacio y el momento con una experiencia concreta de sabor.



Para llegar a esta conclusión, estos científicos llevaron a cabo un riguroso experimento con ratones en el que examinaron la relación entre el área gustativa del cerebro, amígdala y córtex prefrontal, y las 3 zonas del hipocampo relacionadas con el espacio-tiempo: el área del hipocampo encargada de procesar el espacio, el área del hipocampo encargada de procesar la relación de tiempo entre dos sucesos y por último un tercer área que trabaja completando lo obtenido con información adicional propia.


El experimento consistió en exponer a dos grupos de ratones, uno completamente normal y otro modificado genéticamente para no poder establecer recuerdos (grupo control), a sabores apetitivos por un lado, y aversivos por otro que ocasionaban un ligero dolor de estómago.  


Los resultados mostraron que cuando a los ratones se les exponía a un sabor completamente nuevo, pero no tóxico ni aversivo, no existía ninguna diferencia entre los grupos. Sin embargo, cuando la exposición se daba empleando sabores aversivos, en los ratones del grupo no control se producía activación en las 3 áreas antes mencionadas del hipocampo.


Esto es, cuando el cerebro se expone a un nuevo sabor, pero positivo, actúa con normalidad, sin embargo, cuando se expone a un nuevo sabor en este caso aversivo, nuestro cerebro codifica el momento y espacio donde ha tenido lugar esta nueva experiencia, memorizándolo, con lo que "la importancia de esto radica en que en el momento en que regresamos al mismo lugar en el que experimentamos el sabor asociado con una mala sensación, inconscientemente la memoria negativa será mucho más fuerte que si llegamos a probar el mismo sabor en un lugar totalmente diferente " según afirma Kobin Rosenblum, director de la investigación.


Se puede concluir por tanto, que existe una relación de memoria en espacio y tiempo relacionada con la experiencia gustativa aversiva, de manera que, una vez más, nuestra amígdala y nuestro córtex prefrontal están  alerta de codificar un mayor variedad de datos relacionados con una experiencia negativa para preservar nuestra supervivencia frente a las posibles amenazas del entorno, como es el caso de un alimento potencialmente tóxico.



Patricia Merino López


Fuente: The journal of Neuroscience www.jneurosci.org

lunes, 22 de septiembre de 2014

¿QUÉ SE ENTIENDE POR GENERACIÓN SÁNDWICH?



El término "generación sándwich" fue acuñado por primera vez por el psicólogo estadounidense Quaeshi Walker  para referirse al segmento de la población, o grupo de personas de entre 35 y 55 años aproximadamente, que por sus circunstancias socioeconómicas se ven obligadas a cuidar a sus hijos a la misma vez que atienden a sus padres y/o suegros, encontrándose, metafóricamente, presionadas en medio de dos compromisos de pan (tierno pan).



La mayoría de estas personas son mujeres, quienes fruto de una educación basada en el machismo que precede a nuestra época, se ven abocadas al trabajo fuera de casa, dentro de ella, al trabajo como madres y además el trabajo como hijas en atender a unos padres y/o suegros que no poseen un grado de autonomía suficiente como para valerse por sí mismos, suponiendo así un nivel elevado de dependencia. Sin embargo, esta definición, aunque comprendiendo en su mayoría al género femenino, no está limitado exclusivamente a él, y cada vez son más los hombres que también adolecen de este etiquetado. Aunque finalmente, en un grado u otro, ambos miembros de la pareja, y la pareja en sí misma, se verán afectados por esta circunstancia.


Las exigencias económicas que de por sí obligan al trabajo durante horas, unidas a las exigencias psicosociales de cuidado del hogar y los seres queridos, más las demandas indirectas gubernamentales que instan a que el cuidado de los hijos y de las personas mayores se realice únicamente por medio de esta generación sándwich, o lo que es lo mismo, no facilite los apoyos que cabría esperar dado el nivel madurativo de nuestra cultura, deja a estas personas desprovistas de recursos sociales, económicos, físicos y psicológicos para obtener un mínimo en su calidad de vida.


Son personas totalmente absorbidas psicológica, física, económica y socialmente por los derechos, obligaciones y necesidades de los demás, llegando incluso a olvidarse del cuidado de sí mismas por falta de tiempo, motivación, y dinero. El nivel de exigencia diario, la falta de tiempo para dedicar al ocio y al descanso, y el nivel de sobreesfuerzo continuo al que se ven sometidas estas personas les genera un no menospreciable nivel de estrés que fácilmente suele derivar en problemas serios de salud. 


De hecho, la American Psychologycal Association, que es actualmente la asociación de referencia mundial de la comunidad psicológica y psiquiátrica, ya tiene en cuenta entre sus recomendaciones a esta generación, a quienes aconseja cuidar las horas de sueño, las comidas, el ejercicio diario, el aprender a manejar las situaciones de estrés de mano de profesionales y/o buscar apoyo psicológico siempre que se necesite.


A medida que la esperanza de vida va en aumento, y asimismo también el nivel de envejecimiento de nuestra población, en el mismo grado nuestra cultura también parece inclinarse hacia una orientación más individualista, con un alto nivel de relegación de responsabilidad social en la unidad individual de la persona, con todo lo que ello conlleva. Lo que finalmente, se traduce en menos políticas orientadas hacia el envejecimiento o programas de ayuda a la dependencia, es decir: menos residencias de ancianos, menor calidad de éstas, y de más difícil acceso, además de menos organizaciones destinadas al apoyo de personas dependientes.


Por lo que, lejos de lo que evolutivamente cabría esperar, esta relegación social comprime cada vez más y más a estas generaciones sándwich que se encuentran entre un pan y el otro, gravemente oprimidas, entre los potenciales efectos dañinos del estrés y una pésima calidad de vida.





Fuentes:             http://www.apa.org/centrodeapoyo/sandwich.aspx

                           Quaeshi Walker  "Generación Sándwich"

martes, 16 de septiembre de 2014

TERRIBILITÀ Y AFECTO NEGATIVO



La terribilità comprende un término artístico que define la singular genialidad de Miguel Ángel y que bien puede apreciarse en sus creaciones. Se cree que las obras de este importantísimo artista del Cinquecento reflejaban el fuerte temperamento y estilo cambiante y exaltado (terrible) que él mismo poseía, y que sus obras también eran capaces de transmitir. Más tarde se extendería a otras creaciones y artistas, aflorando así una nueva corriente artística (manierismo) que representaría el carácter y la pasión de una escultura emocionalmente vital.



Sin embargo, lejos de lo que el arte interpretó como una característica hermosa y magnífica para su ámbito de actuación, por ejemplo en el caso del David, la interpretación que la psicología hace del afecto negativo que en ocasiones se deja ver en la Terrbilità en bien distinta, estando además, científicamente probada.


Y es que en efecto, las emociones nos dan vida, tal y como ya las entendiera Miguel Ángel Buonarroti, vida y experiencia sin duda, pero unas más que otras si se dan de una manera disfuncional. Así, estados mantenidos como la ira, la agonía, o la pena, pese a dar más vida a estas esculturas, a nosotros más bien nos perjudica poniendo en riesgo nuestra salud y no teniendo además que llegar a convertirse en un trastorno para ello.



Así, desde la psicología, un temperamento negativo u hostil es bien conocido por las elevadas correlaciones que muestra con trastornos y/o síntomas psicopatológicos. Ejemplo de ello son los elevados riesgos cardiovasculares que se encuentran en personas con un estado de afecto negativo y hostil permanente, con mayor predisposición también a desarrollar trastornos psicológicos. Es lo que en nuestra área de actuación conocemos como "patrón de conducta tipo A".



Un patrón tipo A es característico de una persona permanentemente activa, con un gran número de objetivos y ambiciones, muy competitiva y con estrategias de respuesta hostiles frente al medio. Parece que siempre vayan con prisa y que no les importe nadie salvo ellos mismos y sus objetivos. Son personas que suelen obtener grandes resultados en un período breve de tiempo, sin embargo, junto con estos resultados sus riesgos de salud crecen exponencialmente debido a su afecto negativo constante.


Concretamente, el carácter crónicamente activo y hostil hará que el sistema circulatorio tenga más cambios bruscos de tensión y con mayor asiduidad, entre otros, como respuesta del organismo al bombear más sangre para llevar mayor cantidad de oxígeno a unos músculos que se preparan constantemente para la acción. Este hecho y otros más complejos, finalmente repercutirán en un mayor deterioro del sistema circulatorio con el consiguiente riesgo cardiovascular. 


Además de éstos, el patrón tipo A también tiene predisposición a sufrir otros efectos negativos en la salud, que aunque de manera más indirecta, pueden ser igualmente dañinos a largo plazo, como son el deterioro de las relaciones familiares y de pareja o el aislamiento en las relaciones de amistad que finalmente terminarán por excluir a estas personas dado su carácter competitivo y adverso en constante hipervigilancia. 


La falta de apoyo y estabilidad social, añadidos a otros problemas resultantes de sus estrategias de afrontamiento agresivas, finalmente puede predisponerles a síntomas tales como estados de ansiedad, problemas de sueño y en definitiva todo tipo de síntomas relacionados con el estrés mantenido.


Sin embargo y afortunadamente, el "patrón de conducta tipo A" es más la excepción que la norma, existiendo hoy día gran concienciación a este respecto que se traduce en programas orientados a su prevención y/o control.

Y es que como vemos, las emociones negativas, pese a tener una función imprescindible en nuestro desarrollo diario, si se mantienen a largo plazo puede derivar en riesgos para la salud, que lejos de compensar sus beneficios, pueden incluso anularlos. 


En este punto, las emociones positivas son siempre una buena opción a largo plazo. La risa, la sonrisa, un experiencia placentera o un "no pasa nada" a tiempo, actuarán como efecto amortiguador sobre los riesgos en la salud de un afecto negativo que no haya sido muy prolongado, es más, beneficiará además directamente la salud al favorecer funcionalmente a todo nuestro organismo. Y más allá de éste, ayudará en el establecimiento y mantenimiento de las relaciones sociales, que también han demostrado proteger la salud psicológica y física del ser humano.


Por lo que finalmente cabe plantearse si un estilo de vida ambicioso, apresurado y hostil, realmente es el idóneo para afrontar nuestro día a día, nuestros negocios, nuestras relaciones o nuestros sueños. O sí por el contrario, nos sale más a cuenta apreciarlo de lejos en la hermosa Terribilità de Miguel Ángel, y de paso, regalarle a nuestros sentidos una siempre beneficiosa experiencia positiva.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

"TÚ PUEDES CONSEGUIR TODO LO QUE TE PROPONGAS...." O AL MENOS ESO DICEN....


Ante todo hoy, quiero pediros disculpas por anticipado porque voy a alejarme de la neutralidad que asumo normalmente en este blog para, con vuestro permiso, dar una opinión muy personal, y lo hago porque me gustaría realmente compartirla con vosotros. 

Tengo una página de Facebook, Ideas al sol, además de mi blog, que me esfuerzo muchísimo por cultivar cada día. Cada mañana me siento frente al ordenador con un vaso de café con leche y unas galletas e intento dar los buenos días transmitiendo el mayor de mis optimismos y la mejor de mis maneras. Y como a todos los que creamos un grupo, imagino, también me preocupo por los contenidos que en él comparto, lo que quiero transmitir con ellos y lo que no. Pues al final hablan de mí misma.

Os cuento esto porque hay una corriente "positiva" tanto en las redes sociales, en nuestra cultura, como en psicología, que se ha extendido como la pólvora y que a la comunidad de profesionales del comportamiento nos tiene un poco mosca. 

Hoy, viendo un vídeo que relataba que todos somos especiales y que podemos alcanzar lo que nos propongamos, creo que he terminado de colmar mi pequeña paciencia científica y me he armado de temple, para explicar algo que realmente aterra e incomoda. 

Son muchos los vídeos, los posts, las infografías o composiciones express que circulan por internet  (yo misma cuelgo muchas) que hablan e incitan a luchar por nuestros sueños, a conseguir lo que deseamos, a ser directores de nuestra propia vida, y en definitiva todas se agrupan bajo un argumento central: "Tú eres el último responsable de lo que sucede en tu vida". Pero parece que aunque se sobreentiende que existen unos límites implícitos, el mensaje literal está calando demasiado hondo.

Seguro que os suena. "Podrás conseguir lo que te propongas... Puedes alcanzar tus sueños... Etc." Va acompañado de bonitos gráficos e incluso vídeos de personas que realmente lo han tenido difícil en la vida y han conseguido pese a ello todo lo que se han propuesto. Pero yo te pregunto: ¿Realmente consiguieron todo lo que se propusieron? ¿Realmente puedes conseguir tú todo lo que te propongas?

Nos venden, erróneamente, como psicología positiva que lo que uno hace o la actitud que toma, es la que finalmente condicionará que suceda lo que nosotros deseamos. Por ejemplo, nos venden que si hay una crisis y no hay trabajo, cambiemos la actitud, ya que proponiéndonos conseguir trabajo finalmente lo conseguiremos. Nos venden, que si no hay trabajo, creemos en nuestros sueños e ideemos fantásticos negocios, porque si amamos lo que hacemos.... ¿Finalmente el amor triunfará? Quiero decir, conseguiremos lo que nos propongamos... (perdón por la ironía..) Pero esta lectura de la corriente positiva está muy equivocada. Esta lectura de las cosas, en mi humilde opinión, es un retroceso en todo el aprendizaje que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida, es volver a la infancia en la que todo es posible y a sus pataletas pueriles cuando no lo es, pues no encontraremos trabajo si no lo hay, tampoco el hecho de que amemos nuestro trabajo hará que nuestro negocio sea un éxito, ni tampoco ese chico discapacitado que consiguió licenciarse como cualquier otro puede conseguirlo todo en la vida. No nos engañemos. 

Estamos educando a las nuevas generaciones en las normas sociales y culturales. Constantemente veo a padres poniendo límites a sus hijos con vistas al futuro, porque realmente todos sabemos que el día de mañana  TODO no se podrá tener. Sin embargo, también estamos enviando el mensaje contrario a estos mismos niños:  "si tú te lo propones conseguirás todo lo que desees" cuando previamente ya sabemos que esto no es así.

Existen ocasiones en las que no tendremos otra opción que aceptar que la situación es así. Que no somos nosotros los únicos responsables de ella, y que ésta, puede estar determinada tanto por nuestra actitud, como por nuestro entorno, nuestras relaciones, los demás, por la situación actual, los recursos de que disponemos, por la suerte e incluso por restricciones que nuestra misma personalidad nos impone para alcanzar un fin determinado. Pensemos en una persona que ha perdido a un ser querido, o en otra que jamás volverá a andar. 

Estamos además dejando en sus personas (o puede que nos estemos dejando empujar a dejar en sus personas) la responsabilidad de conseguir sus sueños, sin embargo el ser amado no volverá, y tampoco una persona que no anda, por el momento jamás andará y en este momento necesitará de otras que le ayuden a levantarse, necesitará de otras que ingenien nuevas maneras de andar. De la misma forma que un parado necesita que su gobierno le ampare, por el momento. No podemos atribuir en ellos sus desafortunadas circunstancias personales, que parece que es donde viene a desembocar toda esta corriente... La conciencia social es necesaria.

Por lo que yo entiendo de una manera bien diferente estas frases de las redes, o los vídeos de personas que se han superado. 

Entiendo que primero han debido de aceptar la situación en cuestión, es esencial aceptar que una situación es de determinada manera para saber cómo cambiarla, cómo cambiarnos, cambiar nuestra actitud o lo que corresponda. Después, creo que es también imprescindible aceptar los límites que la situación nos impone, nos impuso, o puede imponernos, y que estos no son límites fijos e invariables, sino que pueden alternar. Además creo que la actitud de conseguir un sueño, facilitará alcanzar ese sueño en algún grado, pero no asegurará lograrlo.  

Y por último creo, firmemente, que las situaciones, como la crisis o el paro, una discapacidad, o un duelo, no son únicamente responsabilidad de su propia persona, no creo que baste que la persona cambie para que lo haga la situación. Es más, es necesario el trabajo en equipo, esta sociedad, la responsabilidad social en todos y cada uno de nosotros, porque sinceramente, no quiero volver a ver un vídeo de un discapacitado contando cómo superó las barreras que la sociedad le impuso o las que le impuso su enfermedad, quiero que ese discapacitado tenga las mismas oportunidades que yo con el mismo sacrificio. Y esa es realmente la firma de esta corriente: Adaptación. 

Adaptación individual, adaptación social, adaptación del sistema y finalmente adaptación positiva y realista, que así debiera ser transmitida a nuestros hijos, a nuestros jóvenes y futuros garantes de nuestro bienestar senil "Hay que luchar, hay que perseverar, pero a veces también hay que saber perder, aceptar y no perder el enfoque positivo y realista de la vida, y tampoco el sentido de la responsabilidad social". 

Pero esta es sólo mi opinión... ¿Cuál es la tuya?