jueves, 2 de octubre de 2014

INCAPACIDAD PARA RECONOCER EL ENFADO EN EL TDAH



Científicos del Instituto Nacional para las Ciencias Fisiológicas, dirigidos por Kyusuke Kakigi, junto con la Universidad de Chuo, liderados por Masomi K. Yamaguchi e Hiroko Ichikawa, ambos en Japón, acaban de realizar una investigación pionera en reconocimiento emocional que podría suponer un gran avance en el estudio del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH en adelante).


 
Esta investigación ha puesto de manifiesto las diferencias existentes en el reconocimiento facial de la emoción de alegría y enfado entre niños que no padecen TDAH frente a un grupo de niños que sí padece este trastorno.



Específicamente, el proceso de la investigación consistió en cotejar los cambios hemodinámicos o cambios en el flujo sanguíneo cerebral (aporte de oxígeno y nutrientes a las neuronas) mediante una técnica no invasiva de espectroscopia cuando los niños, 13 niños sin TDAH (grupo control) y otros 13 que sí lo padecen, eran expuestos a imágenes en las que una mujer mostraba una expresión emocional neutral, alegre y enfadada.


Los resultados mostraron que, en el caso de los niños con un desarrollo normal, las imágenes de expresión feliz y enfadada generaban en ellos cambios hemodinámicos notables en el hemisferio derecho, responsable del reconocimiento emocional. En cambio, los 13 niños con TDAH únicamente mostraron estos cambios en el flujo sanguíneo ante la presentación de las imágenes que denotaban felicidad o alegría, no observándose ningún cambio cuando la imagen mostraba una cara de enfado.


Es decir, los niños con TDAH mostraron incapacidad a la hora de reconocer la expresión facial del enfado, lo que podría explicar en un buen grado la dificultad que estos niños encuentran en el establecimiento de relaciones sociales con sus iguales, a la par que podría favorecer a su vez el déficit y/o retraso en el desarrollo del córtex prefrontal, responsable del control voluntario de la conducta, tan característico de este síndrome.


Sin embargo, serán necesarios más estudios que permitan una mayor fiabilidad, puesto que dada la escasa muestra de niños que se ha empleado en el presente se presenta muy sensible a sesgos experimentales. 


Serán las futuras investigaciones, que repliquen esta misma, las que desentrañen si finalmente existe una incapacidad total en el reconocimiento del enfado en estos niños o por el contrario es cuestión de grado, y en este caso en qué medida se da, pero también habrán de clarificar en qué dimensiones específicas de la vida de los niños con TDAH estaría incidiendo este hecho para saber en qué variables podemos nosotros actuar, así como también conocer si esta incapacidad se extiende a otras emociones... En resumen, supone un gran descubrimiento que habrá que seguir muy de cerca.


Patricia Merino López


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