lunes, 27 de octubre de 2014

¿REALMENTE ES BUENO DEDICARLE UN DÍA AL MIEDO?


Como cada año ya está un poquito más cerca Halloween, esa tradición anglosajona que poco a poco se va afincando en nuestro país, y que dicho sea de paso, nos encanta. 


Y es que algo tiene el miedo que nos atrae, que nos encandila con su misticismo, con sus misterios ocultos, sus criaturas del más allá, la premisa de lo desconocido... 

No obstante cabe preguntarse si este miedo que los adultos sabemos emplear de forma divertida está siendo igualmente jocoso y sano para los auténticos protagonistas de Halloween: los niños.

En efecto así es. 


El miedo en primer lugar, en este caso a las brujas o a los fantasmas, es un miedo adquirido, es decir, que el niño lo ha integrado a su conocimiento a través del aprendizaje sociocultural. Esto hace que estos miedos sean susceptibles de reaprenderse nuevamente y en positivo, además especialmente a través de este mismo medio sociocultural, (tal y como lo hacen los adultos en etapas posteriores) de forma que no supongan un trauma mayor al exponerse a ellos siempre que esta exposición se haga de manera contenida. 


En segundo lugar, el miedo está muy relacionado, tal y como comentábamos al principio, con la incertidumbre, el no saber qué podría pasar, lo desconocido, etc. Esto significa que cuanto más desconocido e impredecible fuese un fantasma o un zombie, mayor miedo o aversión generaríamos. De este modo, un día específico como es el 31 de Octubre, que no se presta a la incertidumbre a través  del conocimiento de las costumbres o actos preparados para ese día, y que evita el desconocimiento o sucesos impredecibles para los más pequeños, lejos de generar más miedo o traumatizarles, estaría permitiéndoles un reaprendizaje en positivo de que sus miedos tienen un día y una fecha concreta de aparición y de que incluso, estos actos son divertidos para los demás niños y adultos (que finalmente serán el ejemplo a seguir del niño).

En definitiva, se podría afirmar que el día de Halloween es totalmente inofensivo, e incluso se torna saludable tanto para adultos como para niños: Por un lado es la oportunidad de realizar un reaprendizaje positivo sobre sus miedos, y este aprendizaje llevaría asociado por otro lado un día, unas costumbres y una diversión extra, muy específicos de una fecha concreta, que no les sorprenderá negativamente, sino todo lo contrario, lo esperarán con gran ilusión.


Es por ello, que desde el punto de vista psicológico, además de ser (siempre con moderación y tacto) una buena manera de trabajar algunos miedos sobre brujas, fantasmas y hombres del saco en los más pequeños, es también una forma muy original de enseñar a nuestros hijos una manera cómica de afrontar sus miedos, que les servirá con total seguridad en la edad adulta para ganar autocontrol y confianza en sí mismos. 


Así que ya sabéis, si no váis a celebrar Halloween, que no sea porque vuestros miedos os estén chupando la sangre :-[



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